FOTO: INTERIOR DEL "CAFÉ DE AVELINO"; CALLE REBOLLEDO, CENTRO HISTÓRICO DE COATEPEC// COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL H. AYTO. DE COATEPEC.
COATEPEC, VER.
LUNES 3 DE SEPTIEMBRE DE 2018
AVELINO HERNÁNDEZ, CATADOR, AMANTE DEL CAFÉ, AMANTE DE LA CUNA DEL CAFÉ, QUE ES LA TIERRA Y AMANTE DE LA TIERRA EN DONDE NACE EL CAFÉ: COATEPEC.
EXPOSITOR PERMANENTE Y DEFENSOR DE DIARIO DE LA SUPREMACÍA CAFETALERA DE LA REGIÓN, ORGULLOSO PONENTE EN FOROS INTERNACIONALES Y CONVENCIDO PLENO DE QUE EL GRANO ARÓMATICO MÁS FAMOSO DEL MUNDO ES UN REGALO DIVINO.
HOY, PREPARANDO UN TERCER "HIJO" QUE LLEVA SU INTELIGENCIA, ESENCIA, SAPIENCIA Y EXPERIENCIA: UN TERCER LIBRO QUE ESTÁ EN ETAPA DE PRE-PARTO, QUE LOGRA CONJUNTAR JUNTO A SUS DOS HERMANOS MAYORES, "FRUTOS ENCENDIDOS" EL ÚLTIMO, QUE VIO LA LUZ POR PRIMERA VEZ EN 2014, UNA TRILOGÍA QUE LLEVA COMO CENTRO MADRE, EL CAFÉ, BIEN CONVERTIDO EN TAZA HUMEANTE O PLATO O BIEN LLEVADO AL ÉXTASIS CONVERTIDO EN POEMA Y EN UN ABSTRACTO FANTÁSTICO QUE ATERRIZA EN UN CONCRETO CÁLIDO SERVIDO EN UNA TAZA.
AVELINO HERNÁNDEZ, UN HOMBRE FAMOSO, PERO HARTO SENCILLO QUE A DIARIO CRUZA A PIE LAS PINTORESCAS CALLES DEL CENTRO DE COATEPEC CON RUMBO Y DE REGRESO DEL PEQUEÑO SANTUARIO DEDICADO AL GRANO, QUE PERSONALMENTE ATIENDE, AHÍ EN LA CALLE DE REBOLLEDO CASI, PERO CASI ESQUINA CON HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ DEL CENTRO HISTÓRICO DE COATEPEC.
Y PRECISAMENTE, NO SÓLO REVISTAS NACIONALES E INTERNACIONALES ESPECIALIZADAS O PÁGINAS DE PERIÓDICOS DE CIRCULACIÓN NACIONAL DAN ESPACIO A LAS PALABRAS Y LETRAS DE AVELINO HERNÁNDEZ; TAMBIÉN PARA COATEPEC Y SU PÚBLICO TIENE MENSAJE, PALABRA Y ATENCIÓN.
DE HECHO, AVELINO HERNÁNDEZ ACABA DE CONCEDER UNA ENTREVISTA AL EQUIPO DE LA COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL DEL AYUNTAMIENTO DE COATEPEC QUE ENCABEZA EL LICENCIADO JAVIER CRUZ, MISMA QUE REPRODUCIMOS ÍNTEGRA.
Me volví catador en la obscuridad de la noche.
Tuve la fortuna de criarme con mis abuelos en un cafetal muy cerca de lo que ahora es el centro de Coatepec. No teníamos electricidad, por lo que era común que la noche me alcanzara jugando en la calle con los niños de barrio.
Mi abuelo, que trabajaba con un finquero, construyó un hermoso jacal cuyos muros estaban hechos de puertas antiguas y pedazos de materiales que recolectaba de otras casas. Recuerdo que uno de mis juegos favoritos era tocar las aldabas de las puertas y meter una llave a cada uno de los cerrojos, con la esperanza de poder abrirlas para encontrar un mundo mágico del otro lado.
Mi abuela se llamaba Pastora y era curandera. Por las tardes la acompañaba a visitar a los enfermos que acudían a ella en busca de sanación. Cuando le pagaban con café, llegaba a la casa y sacaba su molino, con el que también molía el nixtamal, y empezaba un ritual mágico, que sin proponérselo me iba a marcar para todo la vida; aquella molienda que ella misma hacia con los instrumentos que tenia a la mano, fue mi primer contacto con todo el proceso que envuelve el café.
A las seis de la tarde, mi abuela nos llamaba a beber café, y una vez que todos nos habíamos sentado en la mesa, el abuelo hacia una oración para dar gracias por los alimentos, después la abuela empezaba a servir el café y a pasar las tortillas hechas a mano, algunos tocábamos tazas, otros vasos de veladora, y en ese momento, en medio de la finca fluían las leyendas y los anécdotas que se desarrollaban en un ambiente perfecto para que todos echáramos a volar nuestra imaginación.
Fueron en esas reuniones tan tradicionales entre las familias coatepecanas, donde me inicie como catador; la obscuridad de la noche me permitió aprender a separar los olores del ambiente que nos rodeaba: el del combustible consumiendose en los candiles, el olor del pan en la mesa, el de los frijoles de olla, el de las tortillas dorandose en el comal, el olor del café hirviendo en el brasero, el inconfundible olor de los arboles de naranja y de guayaba que había en la finca, el aroma de los jardines de cultivares de plantas medicinales, el olor a tierra mojada que traía el aire que entraba por la ventana.
Ahora que recuerdo mi infancia, me doy cuenta que la vida me preparaba para ser embajador de Coatepec y su café.
Avelino Hernández
Catador de café
HASTA AQUÍ LA ENTREVISTA.